martes, 5 de febrero de 2013

Conceptos básicos de semiología.


Propedéutica Clínica es el estudio de los conocimientos preparatorios necesarios para la enseñanza clínica, o conocimientos preliminares clínicos como también se les ha llamado.

En Propedéutica Clínica estudiaremos dos partes fundamentales: Semiología y Sindromología.

Semiología, o más propiamente semeyología, dado su origen griego, es una palabra compuesta (semeyon: signo; logos: discurso), que significa el estudio de los signos, es decir, que de acuerdo con su nombre, esta parte de la Propedéutica Clínica estudia todos aquellos fenómenos que por su propia naturaleza o por simple convención evocan la idea de enfermedad.

Síntomas:
A estos fenómenos patológicos, objetivos o subjetivos, que acompañan a la enfermedad, que “caen con” la enfermedad, se les llaman síntomas (del griego, symptoma, del verbo sympipto: caer con, caer junto con otro).

Los síntomas accesibles tan solo al examen introspectivo del enfermo, se llaman síntomas subjetivos; en tanto que los que pueden encontrarse por la observación médica reciben el nombre de síntomas objetivos.

Clasificación de los síntomas.
La importancia de los síntomas y su variedad, demanda una buena clasificación.

Los Síntomas subjetivos son los que solamente puede percibir el enfermo (cefalea y otros dolores, vértigo, hormigueos, calambre, falta de apetito, decaimiento, etc.). Hay síntomas, sin embargo, que son, a la vez, subjetivos y objetivos, como la disnea.

Los síntomas pueden clasificarse también en generales, locales y alejados o a distancia. Se denominan síntomas generales aquellos que expresan una alteración o disturbio de todo el organismo, como la fiebre o la hipotermia, el adelgazamiento, el decaimiento, etcétera. Los síntomas locales, son, por el contrario, los que se encuentran en cierta forma circunscritos, en relación estrecha y directa con el sitio de la enfermedad. Entre ellos podemos mencionar el aumento de volumen o disminución de una víscera, el enrojecimiento inflamatorio, los estertores crepitantes de una neumonía, los signos radiológicos de un proceso respiratorio (pulmonar), o de otro sistema, etcétera.

Se llaman síntomas alejados o a distancia a los que se  manifiestan en órganos distintos de aquellos en que radica la enfermedad. Pueden ser reflejos, tóxicos u hormonales, de acuerdo con el mecanismo que los produce. En los síntomas reflejos, el fenómeno tiene lugar por vía nerviosa, como la dilatación de la pupila que acompaña a ciertos procesos del vértice pulmonar, o los vómitos de una apendicitis, o el dolor del glande y del testículo en la litiasis renal. Los síntomas tóxicos dependen de una intoxicación, como los vómitos en la uremia, los trastornos del ritmo respiratorio en la diabetes descompensada, en la acidosis y en la misma uremia. Finalmente, los síntomas de origen hormonal se deben a la acción o a la falta de determinadas hormonas segregadas por las glándulas de secreción interna. Entre ellos podemos mencionar los trastornos óseos que acompañan al adenoma eosinófilo de la hipófisis (acromegalia), el mixedema del hipotiroidismo, el hirsutismo y la caída del pelo de ciertos procesos endocrinos.

De acuerdo con su valor diagnóstico, se clasifican los síntomas en comunes y patognomónicos. Son síntomas comunes, también llamados indiferentes, banales, equívocos y plurívocos, aquellos que pueden encontrarse en diversas enfermedades, por lo tanto, son de un valor diagnóstico muy limitado. Pueden citarse entre ellos la anorexia, el decaimiento, la cefalea, los vómitos, etcétera. En cambio, los síntomas patognomónicos, también llamados característicos o unívocos tienen un gran valor diagnóstico y denuncian con su sola presencia la existencia de determinada enfermedad. Rigurosamente hablando, casi no existen los síntomas patognomónicos, más bien se consideran como tales ciertas agrupaciones sintomáticas o síndromes. Pudiera mencionarse como síntoma patognomónico el chasquido de apertura de la válvula mitral a la auscultación en la estenosis mitral de etiología reumática.

Síndrome.
Se conoce con este nombre el conjunto de síntomas y signos que de un modo frecuente se presentan asociados siempre de igual forma, pero que pueden corresponder a etiologías distintas. Por ejemplo: el síndrome ictérico con todas sus características clínicas, puede ser producido por alteraciones de los glóbulos rojos (íctero hemolítico), alteraciones hepáticas (íctero hepatocelular) y alteraciones de las vías biliares (íctero obstructivo).

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